Candela es un cómodo lugar de descanso y recreación acuática en medio del desértico clima del estado de Coahuila;
no obstante, sus antecedentes históricos coloniales y revolucionarios
lo han hecho merecedor de la denominación de Pueblo Mágico, además de su
innegable belleza natural y su activa vida cultural.
Con un clima constante de entre 20 y 22 grados
centígrados, el Corredor Turístico del río Candela es el lugar ideal
para quienes buscan un escape del sofocante calor del norte del país;
por ello, es frecuentado por turistas de uno y otro lado de la frontera
entre México y Estados Unidos. Esta dimensión turística se complementa
con la belleza de sus calles principales, escenario de grandes
acontecimientos históricos y dueñas de la belleza señorial de sus casas y
edificaciones.
Candela, cuyo nombre se debe a la forma de su cerro
estrella, similar a una vela, cirio o candela, es el punto de entrada a
la zona de mayor interés en el centro de Coahuila, conocida como Ruta
del Desierto e integrada por los municipios de Monclova, Frontera,
Nadadores, San Buenaventura y Cuatrociénegas. Su ubicación estratégica
lo convirtió en uno de los puntos más socorridos en la campaña del
general Venustiano Carranza durante la Revolución Mexicana, al punto que
llegó a constituirse en un fuerte que le brindaba su apoyo
incondicional al caudillo.
De hecho, fue el propio Carranza quien ordenó la
construcción de la estación de ferrocarriles que aún se mantiene en pie,
cerca de los límites con Nuevo León, y que da la impresión de ser una
fortaleza medieval. Más allá de estos acontecimientos, Candela remonta
su historia a finales del siglo XVII, cuando un pequeño grupo de
españoles acompañado por indios tlaxcaltecas y liderado por Alonso de
León, gobernador de Coahuila y Nuevo León, llegó a un vasto territorio
habitado esporádicamente por chichimecas, y fundó la primera misión
llamada San Bernardino de La Candela.
Sin embargo, las duras condiciones climáticas y la
resistencia de los pueblos seminómadas llevaron a los primeros
habitantes de Candela a desistir de su empeño y el territorio fue
abandonado en 1695; no volvería a ser habitado hasta 1774, cuando el
gobernador Jacobo Ogarte ordenó el repoblamiento del lugar por un grupo
de cuarenta y cuatro familias españolas.
A partir de entonces, Candela fue constituyéndose en un
bello pueblo con sus casas de arquitectura vernácula, muy
características del noreste del país, con puertas y ventanas pequeñas y
fogones externos para combatir el calor, patios centrales con un pozo en
medio, enormes cocinas, corrales y graneros. Después de más de dos
siglos de historia, se ha convertido en un sitio sumamente atractivo
para el turismo nacional y extranjero.
Qué visitar en Candela Pueblo Mágico
Gracias al pasado colonial tardío de Candela, su plaza
principal está rodeada por soberbias casas llenas de ornamentos, que se
van volviendo más sencillas, aunque no menos hermosas, conforme se
avanza por las calles aledañas de Hidalgo, Venustiano Carranza y Simón
Bolívar.
La típica plaza Benito Juárez, con su kiosko, árboles y
bancas, es un apacible sitio donde propios y extraños se reúnen por las
calurosas tardes a conversar y contemplar el bello paisaje
arquitectónico, coronado por la Parroquia de San Carlos Borromeo, quien
apoyó notablemente las reformas católicas en la Europa del siglo XVI,
aquellas que posteriormente se aplicaron en las colonias españolas. La
fachada de la iglesia de Candela, aunque sencilla, alberga en su
interior una historia que se remonta a 1694, cuando fray Francisco
Peñasco fundó la misión de San Bernardino de La Candela.
Al cabo de casi un siglo, los jesuitas fueron expulsados
de la región, pero las iglesias levantadas por su orden permanecieron a
cargo de las autoridades católicas, quienes dedicaron el templo
principal de Candela a San Carlos, por lo que cada 4 de noviembre hay
concurso de belleza, danzas, cabalgata, música, juegos, rodeos, comida y
actividades culturales para celebrar el aniversario de la parroquia,
cuya torre es uno de los íconos del pueblo, junto al Pico Candela.
Otros puntos altos de este Pueblo Mágico son el Cerro
del Águila y El Frentón, un muro natural donde además de observar el
magnífico paisaje se pueden practicar deportes de aventura como rappel y
ciclismo de montaña. En los sinuosos senderos de Candela se realiza
cada mayo, en el último fin de semana, el Biker Fest, que reúne a
motociclistas de los estados de Nuevo León, Tamaulipas, Coahuila y Texas
para recorrer el pueblo, desde la presidencia municipal hasta
Valladares, pasando por Las Lajas. Al terminar el recorrido, se ofrece
una comida en honor de los participantes y se realizan diversas
actividades como un baile, presentaciones de ballets folclóricos,
música, eventos para niños y una misa.
En la cima de la Mesa de Cartujanos, a más de 800 metros
de altura, existe una sorprendente construcción que ha sobrevivido los
embates del tiempo: la Hacienda Vidaurri, que alberga en su capilla los
restos de José Santiago Vidaurri Valdez, militar y político mexicano que
en el siglo XIX expulsó a la etnia catujana de la meseta y edificó su
propiedad en medio del impresionante terreno de más de 300 kilómetros
cuadrados, al que solo puede subirse en burro o en todoterreno por un
escarpado camino, y en el que pueden admirarse además un torreón,
pinturas rupestres, cañones, cuevas con marcas de balas en sus paredes y
un impresionante paisaje. Por ser propiedad privada, se requiere un
permiso especial para visitarla.
Candela tiene también en su territorio grutas y cuevas
sumamente interesantes; las más conocidas son las del arroyo El Chapote,
apto para practicar kayakismo, y que conduce a las cavernas del
Carrizal, hogar de miles de murciélagos inundado por ríos subterráneos
de agua fría y caliente que le dan una vista muy atractiva; aunque se ha
querido adaptar para el turismo, existe cierto riesgo de respirar
histoplasma por la presencia de guano, por lo que se deben tomar las
debidas precauciones de protección, así como equipamiento que incluya
lámpara, cuerdas y zapatos antiderrapantes.
Otro impresionante lugar
es la Cueva y el Mirador de los Murciélagos, donde además de escalada y
senderismo, se puede contemplar la salida de casi tres millones de
murciélagos cuando llega el ocaso, que salen a buscar comida durante la
noche para volver a descansar al amanecer.
Lo imperdible de Candela Pueblo Mágico
Es cierto que Candela posee un gran atractivo histórico y
arquitectónico; no obstante, el mayor punto de interés en este pueblo
se encuentra en el Corredor Turístico del Río Candela, afluente del río
Bravo con caudalosas aguas transparentes durante casi todo el año. En su
paso por los estados de Coahuila y Nuevo León, ofrece a los turistas
cómodos lugares de descanso veraniego, así como extensos parajes para
caminar, nadar en pozas naturales y sacar magníficas fotografías.
El primero de ellos es el balneario Ojo Caliente,
con sus aguas termales perfectas para la relajación y el descanso,
además de sus propiedades minerales curativas, la posibilidad de
realizar actividades como kayakismo y acampada, y un entorno lleno de
frondosa vegetación.
En Los Carricitos,
las bellas zonas boscosas que rodean a sus manantiales reciben a los
turistas que además de nadar en sus albercas comunes o pozas naturales, o
pasar un día de campo en sus palapas y asadores, buscan realizar
actividades como campismo, senderismo, o caza de borregos y venados.
En uno de los puntos más bajos de la cuenca del río se encuentra Las Lajitas,
donde el calor sofocante del desierto encuentra alivio en sus
refrescantes albercas y la sombra de altos árboles que cobijan espacios
aptos para acampar y zonas de descanso, perfectas para disfrutar en
familia.
Por último, la Presa de Las Higueras
es considerada un santuario natural por su exuberante vegetación y sus
aguas cristalinas que son aprovechadas como un balneario natural. Sus
visitantes pueden dar largas caminatas por los alrededores, pasear a
caballo o en cuatrimoto y obtener hermosas fotografías del paisaje.
El poblado de Candela es también un referente cultural
en el norte del país por sus rodeos texanos, de los que es considerado
la capital nacional. A lo largo del año se realizan cerca de veinte
eventos de monta de toros de reparo, en los que los candelenses
demuestran su destreza al mantenerse el mayor tiempo posible en el lomo
de los imponentes animales. La Semana Santa y la Fiesta del Santo Cristo
son ocasiones que congregan a la mayoría del pueblo para ser partícipes
de este tradicional deporte extremo.
También en las principales celebraciones de la ciudad se
realizan cabalgatas, en las que participan jinetes y caballos de
Coahuila, Nuevo León, Tamaulipas e incluso Texas, y los jinetes recorren
las calles y parajes naturales de Candela acompañados de habitantes,
turistas, música y danza.
Qué comer en Candela Pueblo Mágico
Gracias a la presencia de un caudaloso río en medio del
desierto, la gastronomía candelense es una mezcla ecléctica de sabores
norteños con otros más frescos y exóticos, por lo que se pueden
disfrutar de platillos muy variados como cabrito al pastor, rata
silvestre en caldo, chicharrón de víbora, caldo de tortuga y menudo, y
otros más tradicionales como cortadillo, queso con carne y asado de
puerco, además de los sabrosos quesos de cabra, dulces típicos y panes
de dulce.
No hay una oferta restaurantera bien establecida en
Candela, excepto El Rincón de la Tortuga y El Kiosko, en el centro
histórico; sin embargo, en locales más pequeños y puestos callejeros es
posible disfrutar la rica cocina candelense en todas sus formas.
Qué comprar en Candela Pueblo Mágico
Además de productos gastronómicos como los dulces
típicos y panes como los marranitos, baberos, crestas de gallo y los
hechos de maíz, los artesanos de Candela elaboran tejidos y bordados en
diversas fibras naturales, como la palma, con la que tejen sillas,
fabrican muebles rústicos y hacen llamativos objetos decorativos.
Para dormir en Candela Pueblo Mágico
En el centro histórico de Candela solamente funcionan un
par de hoteles: el Candela y el San Carlos, con 21 habitaciones y
alberca climatizada que no se da abasto con los hasta cinco mil
visitantes que llegan a registrarse en temporadas vacacionales, por lo
que los sitios para acampar y las viviendas de lugareños que aceptan
recibir turistas son opciones muy socorridas.
Artículo extraído de Pueblos de México




